viernes, 25 de junio de 2010

Al acecho...

Camino al departamento, doblo una esquina y me cruzo a este tipo que con mucho énfasis le decía a otro mayor que bueno, que mucho gusto haberlo conocido y que esperaba verlo pronto, todo en tono un poco alto, casi a los gritos, con voz pretenciosa y un tono docente muy exagerado (que me da la idea de que no sólo practicó lo que haya dicho, sino que también lo ejecutó un buen número de veces).
Para cuando estuve un poco más cerca, y noté la bolsita con manijas que llevaba en la mano, todo el cuadro me cerró. Rápido como sólo las ganas de evadir ciertas situaciones pueden hacerlo a uno, di un cuarto de vuelta (léase viré o no me pegué la vuelta pero me fui para otro lado o, el más cotidiano, crucé la calle) y seguí caminando sin mirar atrás. Les digo que me preocupé por un segundo cuando el tipo se giró hacia mí... pero se ve que soy rápido. ¡Fiú!
Mientras seguía por la otra vereda, hacia el mismo lado que él (o él del mío) pero por la otra vereda, he dicho, y escuchaba cómo intentaba devorar nuevas víctimas inocentes que se cruzaban a su paso mientras buscaban entrar a sus respectivas casas o sólo caminaban con su pareja, utilizando esa voz que me pone los pelos de punta, pensaba en qué molesto personaje creó la compraventa de perfumes: peores que los vendedores por teléfono (es que te tenés que comer el garrón en persona), y nivelados con los mensajes de texto de las compañías de teléfono (hay que darle puntos por los horarios elegidos y los momentos inoportunos), estos seres deambulan por las plazas y parques, en busca de un cruce de miradas, que damos por miedo, ya sabiendo lo que pasará, lo cual nos hace mitad culpables; mirada sobre la cual se lanzan con tenacidad y una habilidad de crear momentos incómodos que harían morir de envidia al DeNiro de Taxi driver.
Este espécimen en particular se encontraba merodeando a unas cuadras de mi casa, a unas cinco o seis del parque más cercano, lejos de su hábitat natural, digamos, lo que me desconcertó un poco: ¡El peligro está en todos lados! Ahora lo sé.

Buenas noches.

5 comentarios:

Camacuis dijo...

A todos les digo los mismo: "no, gracias....recién tiré"

darío dijo...

Che, nico, cómo va? Te acordas de mí? El otro loco de la facultad con el que disertabas sobre la última de Gondry o los psicoanalíticos disparates de Alvy Singer en Annie Hall. El flaco con el q t clavaste casi dos horas en el cine con el bodrio de Shyamalan. ¡Linchen a Mark Walberg ya! jaja. Pasate por poliglotadelsilencio y lee lo de Svankmajer, te va a interesar. Un saludo afectuoso, no tanto, a ver si nos gusta jaja.

Nicolás dijo...

Darío! Cómo va, loco. Una banda sin verte che. (Se extrañan esas charlas de cine).
Qué garrón el que nos comimos esa vez, sí sí, no me lo olvido más.
Ahora me paso por tu blog y veo lo que me decís.

Un saludo (afectuoso).

El alter ego de Mabel dijo...

fuera de joda, jamás los vi. como si viviéramos en distintas dimensiones. fuera de joda. y lo que se pierden, porque si hay algo que a mí me gusta, son las oportunidades. y un perfume al pasar (y a buen precio, supongo), sin duda es una oportunidad.

Nicolás dijo...

Ni hablar. Si después de eso te dejan un perfumito lindo, fa! como que se te pasa un poco, no?
Y bueno, hasta que encuentres a alguno, conformate con jugar al quini, llamar a números equivocados, caminar en un día de lluvia...

qué se yo, son ideas..

Saludos