martes, 25 de septiembre de 2012

En el ojo de quien mira

Para empezar: hay un problemita con el que me suelo encontrar. No es grave, sino figuraría en otro lugar. Se trata de una mera confusión. O dos, dado el caso.
Primera: pensar que "escribir" y "leer" son verbos cuyo sentido termina en una hoja de papel en blanco y algún racimo de cuentos y literatura, cuando lo que hacen en realidad es referir actos de creación y percepción. ¿A qué me refiero? Acá un ejemplo que haría sonrojar de orgullo a un autor de "autoayuda": tanto escribo un libro como escribo mi vida son oraciones que refieren a un acto de creación (ay, qué profundo el ejemplo, ay ay).
Segunda: ignorar que "leer" hace referencia a ambos actos (de creación y de percepción)*. Basta con decir que cualquier lectura que yo haga es  lectura (redundancias a parte) para ver que comprende creación.
Bueno, espero que este mejunje haya servido de algo.
Ahora que perdí su interés, voy a pasar a contarles esto que me vino a la memoria...  vaya uno a saber por qué.
En un día de mal humor, pero MAL humor, incluidos el dolor de cabeza y las ganas irrefrenables (casi) de patear pequeños animales lanudos para verlos desaparecer en el horizonte con la secuencia típica de dibujos animados: silbido, brillo y ¡plin!; en uno de esos días, decía, de camino a la facultad me sentí observado. Observado por todo tipo, dama, níneo, lo que fuere. Esto me puso más incómodo. No mejoró mi humor.
Lo que pasa es que si un tipo, dama, etc etc., viene de frente, y una vez cerca (como para verle el brillo en los ojos) se aleja unos pasos al costado, tirando al vuelo una mirada de miedo, curiosidad o risa (en esas condiciones, molesta cualquiera); si noto gestos como esos en todo aquel que pasa al lado mío, y precisamente porque pasan al lado mío, ¡cómo no voy a volverme paranoico!
Por suerte, un rato más tarde, pos-cefalea, se me cruzó por la cabeza una idea vaga (observen mi sagacidad): esas cosas las noté yo, sin ayuda de nadie. Que alguien que viene de frente me mire a la cara... no tiene nada de especial. Particularmente si la susodicha cara es de culo, dolor y sueño, todo junto. Se entiende también el esquive, si de verdad pasó. Y si algún perrito me ladró, también (capaz me adivinó la intención).
La cuestión es que, trastornado como estaba, entendí cualquiera.
Cada cual lee lo que (y cómo) quiere leer. Depende de muchos factores: el humor, por ejemplo.



          
* "escribir" también, pero como no viene al caso, no lo digo. Je je je.

2 comentarios:

Arlequin dijo...

Una lástima que haya gente que usa las lecturas personales como papel higiénico. Te re banco Nico igual, hubiera que hubiese sido habría estado bancandoté hasta el final jajaja acá mi lectura personal de los verbos compuestos ;)

Julieta en jumper dijo...

Totalmente de acuerdo.
Me molesta también la gente que le critica a otra su interpretación de los libros, esos que te dicen "pero nada que ver, el tipo lo que te quiso decir es.." y ahí te saltan con unicornios y preguntas filosóficas existenciales que no tienen nada que ver con nada.