domingo, 4 de agosto de 2013

Sobre la atracción a lo desconocido o "me gustó una extranjera"

(Entre Marcos y Lucas)

—Así que... viajaste, eh.
Sí. Mendoza. Estuvo bien.
¿Bien?
(Sonríe.) Excelente. De puta madre.
Así me gusta. ¡Ja! Con el toque español y todo: "de puta madre", ¡cabrón!
Ja ja. Hablé con una mina--
Oh, mirá vos. De picaflor.
¡Cierre el pico! Española, de Pamplona. En un momento me dijo: "la base de datos de virus--"
"--ha sido actualizada." ¡Uh! Me caigo y me levanto. ¿Así? ¿Con esa voz?
(Ríe.) Igualito le salió. ¿Qué tenemos con los acentos extranjeros?
Me calientan.
Bue.. ok, eso mismo digo. Pero, ¿por qué?
¡Uf! Em... ni idea, no me decido.
Yo tampoco.
Tengo una amiga española... (Pausa.) Sí, no sos el único acá. Le voy a pedir que me diga eso. Que lo mande en audio, no sé. A ver qué pasa.
Ok. Pero la figura ayuda también. Digo.
...
La mina estaba buena.
Ah. En conclusión: las extranjeras están buenas.
Uh, ¡no!. Esa mina estaba buena. Pero, no sé, siento que el acento ayudó... bastante, eh.
Puede ser. Mirá... cebáme uno, che... mirá, me parece que eso te atrae--
"Eso" es una mujer.
"Eso", que sea extranjera, te atrae porque no conocés el lugar de donde viene. Y no me interrumpas.
Viene de España.
¿Alguna vez estuviste en España?
Eemmm...
Bien. Ni siquiera es necesario que venga de otro país, ¿no? Lo desconocido atrae, che, justamente porque no lo ves todos los días.
Ok, Freud, gracias por la buena onda. Igual, insisto: la figura ayuda.
La figura siempre ayuda, boludo. Que seas estudiante no significa que seas casto.

No hay comentarios.: